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Qué clase de amor le das a su pareja - Parte I


A la hora de hacer sentir nuestro amor a la pareja, lo importante, no es lo mucho que demos. Lo que cuenta es que lo que estemos dando sea lo que el otro espera recibir y que lo que demos, lo hagamos desde el corazón, sin esperar nada a cambio, para no cargar al otro con la deuda del agradecimiento, que después, le cobraremos con altos intereses, especialmente, cuando no satisface nuestras expectativas de retribución.

Una de las características más importantes de una persona madura es su capacidad de compartir lo que posee. No podemos dar de lo que carecemos, es algo que comúnmente escuchamos y es verdad, por eso es importante dar desde la abundancia y no desde la carencia.

Si usted cuenta con trescientos pesos para el bus y alguien le pide cien pesos, sería bastante duro dárselos, pues implicaría irse a pie. Pero si usted cuenta para el bus con mil pesos y alguien le pide cien, no afectaría para nada la posibilidad de irse en el bus.

Recibir cien pesos a costa del sacrificio del otro no es lo mismo que recibirlos sin consecuencias negativas para el otro, porque le sobra. En el primer caso, es inevitable quedar en deuda y en el segundo, quizás estemos liberados de la gratitud. El amor es libre, sin condiciones, se da simplemente por el deseo de dar.

No esperemos a que lleguen los momentos especiales para dar amor. No existen, es algo que tiene que ver con el aquí y el ahora. Es un asunto de cada momento y no está limitado exclusivamente al componente erótico o sexual del amor. También tiene que ver con el componente de la amistad y el compromiso por el otro.

Algunas personas se esfuerzan mucho en conseguir grandes cosas para ofrecer al otro. Pero dejan pasar una cotidianidad carente de expresiones de amor. Otros creen que con cumplir con las obligaciones contraídas (mercado, casa, colegio, carro, cuidado de los niños, estar pendiente del hogar) es suficiente.

Para no equivocarnos, tengamos en cuenta que una sonrisa, un abrazo, un te quiero, un estoy contigo, un chocolate en la cama, un paraguas para la lluvia, una llamada para anunciar un retraso, unas palabras de aliento, una flor en el cuarto, puede ser lo que el otro está esperando en un momento dado y es lo que necesita recibir.

Para saber que quiere el otro:

1) Escuche atentamente cada vez que el otro le hace un reclamo o se muestra molesto. Detrás de esto hay un pedido de amor, algo que se desea, un por favor. De ahora en adelante, en vez de justificarse o atacar al otro proporciónele lo que este espera recibir.

2) Esté atento a los sentimientos del otro. Esto también lo guiará para dar amor, porque no hay cosa más amorosa que ser comprendido y respetado en los sentimientos. Ser abrazado cuando se está triste, escuchado cuando se está preocupado, acogido cuando se tiene miedo, por ejemplo.

3) Tome nota de lo que su pareja expresa como importante, lo que desea, lo que valora, especialmente cuando la observe interactuando con su familia o sus amigos cercanos.

4) Pregúntele directamente: ¿Qué te hace feliz?, ¿Qué te gusta?, ¿De qué forma te sientes amado por mí?
No condicione el dar; no piense en: "te doy para que me des" ó "dime cuánto me darás para saber cuánto te doy". Si queremos dar amor, no debemos tener medidor cuantitativo ni cualitativo. El amor debe darse sin temor a que se nos acabe o a que el otro vaya a abusar.

Las personas que se quejan de dar demasiado son las que están dando para obtener algo. Son las que consideran al otro como a su hijo al que tienen que sobreproteger, cuidar, controlar y manipular. Con tales propósitos, lo empalagan de regalos y ofrecimientos que el otro ni siquiera está interesado en recibir. Parten de sus necesidades y no de las del otro. Recuerda que dar para recibir sólo te lleva al resentimiento, desilusión, desengaño y generar culpa en el otro.

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